DOÑA ANTONIA Y SUS HIJAS
ZOILA AURORA CÁCERES MORENO
RETRATO DE ANTONIA MORENO DE CÁCERES
Fueron muchas las heroínas peruanas en la Guerra de 1879 a 1884.
Principalmente mujeres del pueblo, las abnegadas rabonas, de acuerdo al testimonio de las fuentes coetáneas. La mayoría de ellas quedó en el anonimato, pero se guarda el recuerdo de una mujer excepcional que se convirtió en la representante de todas, por sus múltiples muestras de amor a la patria, en aquellos años difíciles. Nos referimos a Antonia Moreno de Cáceres y Leyva, la digna esposa del general Andrés Avelino Cáceres.
Doña Antonia Moreno de Cáceres y leyva nació en la ciudad de Ica específicamente en el distrito de San Juan Bautista el 13 de junio de 1848, en el seno de una antigua y conocida familia de honda raigambre en dicha región.
Principalmente mujeres del pueblo, las abnegadas rabonas, de acuerdo al testimonio de las fuentes coetáneas. La mayoría de ellas quedó en el anonimato, pero se guarda el recuerdo de una mujer excepcional que se convirtió en la representante de todas, por sus múltiples muestras de amor a la patria, en aquellos años difíciles. Nos referimos a Antonia Moreno de Cáceres y Leyva, la digna esposa del general Andrés Avelino Cáceres.
Doña Antonia Moreno de Cáceres y leyva nació en la ciudad de Ica específicamente en el distrito de San Juan Bautista el 13 de junio de 1848, en el seno de una antigua y conocida familia de honda raigambre en dicha región.
Fueron sus padres don Fulgencio Moreno y doña Antonia Leiva y Luque, quienes poseían algunos bienes y ocupaban consecuentemente prominente situación en su tierra natal.
Recibió las primeras lecciones de labios de una sencilla maestra pueblerina y creció fuerte y lozana bajo la amorosa vigilancia de sus padres.
A los quince años viaja con sus padres a conocer la capital, estremecida todavía por la honda conmoción y nítida gloria del 2 de mayo y que despertara en ella una deslumbrante impresión. Es aquí, que en casa de unos parientes por línea materna conoce al joven Andrés Avelino Cáceres, futuro héroe de la Breña y que recientemente había afianzado su prestigio y bravura como segundo jefe de la batería Ayacucho en la gloriosa acción del 2 de mayo, ganandose honrosamente sus galones de Teniente Coronel
Doña Antonia se hallaba en todo el esplendor de su juventud. Baja de estatura y de acusadas y redondas formas , constituía el tipo clásico de la mujer de esa época. En su rostro de lechosa blancura destacaban sus inmensos ojos pardos de viva e inquisidora mirada y su boca fresca de labios sinuosos y delgados. El talle cimbreante, su generoso busto y sus finas manos, completaban su femenino encanto.
Tras un breve e idilico romance, ambos jovenes deciden unir sus vidas y en 1867 contraen matrimonio. Algún tiempo después la juvenil pareja se traslada a la ciudad de Ayacucho, cuna de Cáceres y en cuyas cercanías su familia poseía vastas tierras. Doña Antonia une sus esfuerzos a los de su marido para hacer mas productivas aquellas ricas haciendas y alterna asi las actividades de su feliz hogar con las labores agrícolas a las que cobra afición y en las que adquiere experiencia que habría de emplear con exito al final de su vida.
Reincorporado al ejército , bajo el Gobierno de Don Manuel Pardo, Cáceres, su esposa y sus dos primeras hijas de tierna edad se instalan en al ciudad de Lima, en la espaciosa cas ade noble traza colonial situada en la calle de San Yldefonso y que la señora había heredado de su madre y en donde reanudan su tranquila y cordial vida de familia.
Al estallar la guerra del pacifico en 1879, no sólo se encargo de las labores hogareñas sino que organizó la retaguardia, estimuló el ánimo patriótico de los peruanos y, cuando llegaron los días infaustos de la ocupación de Lima, ayudó a su esposo a mantener la vigorosa campaña de resistencia en la sierra central. No quiso ser ella menos que el pundonoroso Jefe de La Breña y se irguió como la compañera ideal del adalid de la resistencia patria. En verdad, de las grandes damas bien pocas hubieran hecho lo que doña Antonia hizo. Ella dejó la relativa tranquilidad de la capital ocupada y salió tras su esposo, hacia los Andes, a mantener con él y los breñeros bien en alto el pendón bicolor y el honor jamás rendido. Años más tarde recordaría el principal motivo que la impulsó a asumir tal actitud: “Mi dignidad de peruana se sentía humillada bajo la dominación del enemigo, y decidí arriesgar mi vida, si fuera preciso, para ayudar a Cáceres a sacudir el oprobio que imponía el adversario”.
Por ello, porque junto con Cáceres lideró a las huestes de la resistencia, se convirtió en la representante más auténtica del heroísmo de nuestras mujeres en la aciaga contienda decimonónica, y la recordamos como la Mamacha Antonia, porque asió la llamaron aquellas gentes humildes que la acompañaron en la gloriosa epopeya, gentes a las cuales ella rindió también tributo de admiración y gratitud.
En efecto, el largo tiempo durante el cual sobrellevara doña Antonia la dura campaña, le sirvió para formarse acertados juicios sobre los campesinos, perpetuando emotivos y muy sentidos recuerdos. Conviviendo con las mujeres indígenas, nuestras abnegadas rabonas, aprendió a quererlas como hijas, tanto más cuanto que ellas, desde un primer momento, la llamaron Mamay, en señal de respeto y cariño. Ellas correspondió ese afecto y las elogió con estas palabras: “Las indias del Perú tenían culto por Cáceres; le llamaban Taita (Padre) y, como compañeras de los soldados, seguían la campaña prestando eficaces servicios de enfermeras, o atendiendo el lavado de la ropa y la preparación del rancho”.
Como buena observadora, doña Antonia comprendió asimismo que con Cáceres se manifestó en los Andes una suerte de mesianismo; sí, porque según su testimonio “para los indios Cáceres era la reencarnación del Inca... insistían llamándoles Taita con tanto cariño, que lo conmovían”. Y a ella la llamaron Mama Grande.
Las continuas muestras de afecto de esos humildes campesinos redobló el patriotismo de sus caudillos, a propósito de lo cual doña Antonia dejó escrito: “Esas demostraciones cariñosas nos alentaban y daban fuerzas para sufrir con ellos y luchar hasta verlos libres de los opresores”.
Claro que esa compenetración entre los caudillos de La Breña y sus seguidores campesinos hubo de causar recelo y alarma en algunos apátridas que sólo veían peligrar sus intereses, quienes se convirtieron en sus opositores. Inclusive se llegó a decir que Cáceres proyectaba una revolución social en el campo; pero antes que esa justa reivindicación, en esos años los breñeros luchaban sólo contra el enemigo externo.
Doña Antonia, convertida en lideresa de la causa patriota, habría de reconocer a la postre el valor de los campesinos, quienes fueron el soporte principal del Ejército de La Breña: “Ellos –señalaría- rendían homenaje a la Pacha Mama (Madre Tierra), al verla hollada y vejada..., sin más armas que sus clásicos rejones y sus primitivas hondas... se ofrecían en holocausto por la patria y por el Taita que era el alma de la resistencia nacional”.
Habiéndose quedado en Lima, con prodigiosa actividad y sangre fría acumuló armas y pertrechos para enviárselos a su esposo, quien reorganizaba su ejército.
Se encontró con el en Chosica y lo acompañó en las victoriosas campañas de Marcavalle, Concepción, y Pucará. Lo siguió intrépidamente en las jornadas del norte y luego de la gloriosa derrota de Huamachuco regresaron a Lima . Se llevó a cabo entonces la lucha de Cáceres contra Iglesias, siguiendo de cerca las incidencias con coraje e impaciente interés hasta la hora del júbilo triunfal en que el 5 de junio de 1886, Cáceres asumió la Presidencia por primera vez; estuvo en Palacio de Gobierno organizando la vida hogareña y la vida oficial. Al termino del mandato, lo acompañó en sus misiones diplomáticas en Inglaterra y Francia, y en 1894, en su segundo mandato, se produce el enfrentamiento con Piérola y como consecuencia de este hecho en 1895, la familia se trasladó a Buenos Aires.
Al iniciarse el nuevo siglo Antonia Moreno retornó a Lima mientras su hija Zoila Aurora acompaño a su padre en las posteriores gestiones diplomáticas en Italia y Alemania.
Antonia Moreno murio el 26 de febrero de 1916, en su casa de Lima.
Al estallar la guerra del pacifico en 1879, no sólo se encargo de las labores hogareñas sino que organizó la retaguardia, estimuló el ánimo patriótico de los peruanos y, cuando llegaron los días infaustos de la ocupación de Lima, ayudó a su esposo a mantener la vigorosa campaña de resistencia en la sierra central. No quiso ser ella menos que el pundonoroso Jefe de La Breña y se irguió como la compañera ideal del adalid de la resistencia patria. En verdad, de las grandes damas bien pocas hubieran hecho lo que doña Antonia hizo. Ella dejó la relativa tranquilidad de la capital ocupada y salió tras su esposo, hacia los Andes, a mantener con él y los breñeros bien en alto el pendón bicolor y el honor jamás rendido. Años más tarde recordaría el principal motivo que la impulsó a asumir tal actitud: “Mi dignidad de peruana se sentía humillada bajo la dominación del enemigo, y decidí arriesgar mi vida, si fuera preciso, para ayudar a Cáceres a sacudir el oprobio que imponía el adversario”.
Por ello, porque junto con Cáceres lideró a las huestes de la resistencia, se convirtió en la representante más auténtica del heroísmo de nuestras mujeres en la aciaga contienda decimonónica, y la recordamos como la Mamacha Antonia, porque asió la llamaron aquellas gentes humildes que la acompañaron en la gloriosa epopeya, gentes a las cuales ella rindió también tributo de admiración y gratitud.
En efecto, el largo tiempo durante el cual sobrellevara doña Antonia la dura campaña, le sirvió para formarse acertados juicios sobre los campesinos, perpetuando emotivos y muy sentidos recuerdos. Conviviendo con las mujeres indígenas, nuestras abnegadas rabonas, aprendió a quererlas como hijas, tanto más cuanto que ellas, desde un primer momento, la llamaron Mamay, en señal de respeto y cariño. Ellas correspondió ese afecto y las elogió con estas palabras: “Las indias del Perú tenían culto por Cáceres; le llamaban Taita (Padre) y, como compañeras de los soldados, seguían la campaña prestando eficaces servicios de enfermeras, o atendiendo el lavado de la ropa y la preparación del rancho”.
Como buena observadora, doña Antonia comprendió asimismo que con Cáceres se manifestó en los Andes una suerte de mesianismo; sí, porque según su testimonio “para los indios Cáceres era la reencarnación del Inca... insistían llamándoles Taita con tanto cariño, que lo conmovían”. Y a ella la llamaron Mama Grande.
Las continuas muestras de afecto de esos humildes campesinos redobló el patriotismo de sus caudillos, a propósito de lo cual doña Antonia dejó escrito: “Esas demostraciones cariñosas nos alentaban y daban fuerzas para sufrir con ellos y luchar hasta verlos libres de los opresores”.
Claro que esa compenetración entre los caudillos de La Breña y sus seguidores campesinos hubo de causar recelo y alarma en algunos apátridas que sólo veían peligrar sus intereses, quienes se convirtieron en sus opositores. Inclusive se llegó a decir que Cáceres proyectaba una revolución social en el campo; pero antes que esa justa reivindicación, en esos años los breñeros luchaban sólo contra el enemigo externo.
Doña Antonia, convertida en lideresa de la causa patriota, habría de reconocer a la postre el valor de los campesinos, quienes fueron el soporte principal del Ejército de La Breña: “Ellos –señalaría- rendían homenaje a la Pacha Mama (Madre Tierra), al verla hollada y vejada..., sin más armas que sus clásicos rejones y sus primitivas hondas... se ofrecían en holocausto por la patria y por el Taita que era el alma de la resistencia nacional”.
Habiéndose quedado en Lima, con prodigiosa actividad y sangre fría acumuló armas y pertrechos para enviárselos a su esposo, quien reorganizaba su ejército.
Se encontró con el en Chosica y lo acompañó en las victoriosas campañas de Marcavalle, Concepción, y Pucará. Lo siguió intrépidamente en las jornadas del norte y luego de la gloriosa derrota de Huamachuco regresaron a Lima . Se llevó a cabo entonces la lucha de Cáceres contra Iglesias, siguiendo de cerca las incidencias con coraje e impaciente interés hasta la hora del júbilo triunfal en que el 5 de junio de 1886, Cáceres asumió la Presidencia por primera vez; estuvo en Palacio de Gobierno organizando la vida hogareña y la vida oficial. Al termino del mandato, lo acompañó en sus misiones diplomáticas en Inglaterra y Francia, y en 1894, en su segundo mandato, se produce el enfrentamiento con Piérola y como consecuencia de este hecho en 1895, la familia se trasladó a Buenos Aires.
Al iniciarse el nuevo siglo Antonia Moreno retornó a Lima mientras su hija Zoila Aurora acompaño a su padre en las posteriores gestiones diplomáticas en Italia y Alemania.
Antonia Moreno murio el 26 de febrero de 1916, en su casa de Lima.
buenazoooo!!!!
ResponderEliminarluis velasquez marin wiii***
ResponderEliminarpuxa solucionaron mi tarea gracias ah!!! :RUTH
ResponderEliminark bien
ResponderEliminarme gustO su biOgrafia
de
Antonia MorenO de Caceres
geniallll!!!!!!!!
ResponderEliminargracias por ayudarme
ResponderEliminarson los mejores
ResponderEliminarLucerr!!
ResponderEliminarlucer tu q no sabes lo q significa un amujer como ella
Eliminarasu q bravo a !!! xd
ResponderEliminarq bien..
ResponderEliminarESTA BIEN LA INFO (Y)
ResponderEliminarPEROO OSEA LE FALTA ALGO MASS (:
IGUAL THNKS! SIRVIOOO
Tenía interés en saber por que escogieron el nombre de esta mujer para ponérselo al colegio donde mi madre estudio hace muchos años atrás, quede satisfecho…
ResponderEliminarmuy feliz de volver a recordar tantasy aprender un poco mas de mi antonia moreno buenazooooooo
ResponderEliminarhola estoy tratando de loalizar a mis excompañeras del grado de 3y4 gradode secundaria del año 1996
ResponderEliminark cvr a :)!!!!@--
ResponderEliminargua me encanto
ResponderEliminarm ayudo a aser mi tarea gracias
ResponderEliminarUNA MUJER COMO ELLA ES LA QUE FALTA EN LA ACTUALIDAD EN EL PERU, QUE SEPA GOBERNAL EL PERU CON VERDADERO PATRIOTISMO,Y FALSOS PERSONAJES DE LA POLITICA QUE SOLO BUSCAN FIGURETEAR CON LA FINALIDAD DE OBTENER PODER, SIN HACER NADA POR LA CLASE HUMILDE, Y TRABAJADORA. DIOS PUEDA ESCUCHAR ESTE SINCERO DESEO, DE UN ADMIRADOR DE ANTONIO Y EL BRUJO DE LOS ANDES. VIVA EL PERU Y VIVA SIEMPRE LA MEMORIA DE LOS GRANDES MARTIRES QUE TUVO EL PERU.
ResponderEliminarMe parecio muy bueno, ojala existieran mas personas con el valor y la enteresa de esta mujer.
ResponderEliminarAlgunos de los comentarios son de elogio, pero los que solo critican y se burlan deberian ser eliminados, una pena que tengamos gente en este pais,con tan poco valor moral, que se atrevan a hacer comentarios tan estupidos como los que he leido lineas arriba. Esperemos que alguno de estos pedantes no nos gobiernen en el futuro.
bueno me gustaria que pongan algo con un poco mas de fundamento para saber cual fue su verdadera historia y cuales fueron sua palabras celebres
ResponderEliminarBUENO,PARA EMPEZAR ES BUENO QUE A LA GENTE LES INFORMEN SOBRE SU PASADO.PASADO QUE MUCHOS NO SABEN O INNORAN.MUCHA GENTE SE CREE NACIONALISTA,PERO;¿SABRAN QUIENES FUERON SUS ANTEPASADOS?SABRAN EL SIGNIFICADO DE ESA PALABRA?
ResponderEliminarSOY UN JOVEN PERUANO,HISTORIADOR AFICIONADO QUE BUSCA X LIBROS Y X LA INTERNET TODO SOBRE LA GUERRRA DEL PACIFICO O CON CHILE O DEL SALITRE COMO SE LES MENCIONAN.CUANDO LA GENTE DEL
TODO EL PERU SEPA Y ESTUDIE A FONDO SOBRE CADA UNO DE LOS HEROES,NO SOLO LOS MAS MENCIONADOS COMO CACERES O BOLOGNESI.SINO LOS HEROES NO MENCIONADOS COMO EL "NIÑO BONILLA" Y MUCHOS QUE OFRENDARON SU VIDA X VUESTRA PATRIA.AHI SE TOMARA CONCIENCIA SOBRE EL HONOR NACIONAL,ME GUSTO MUCHO SU PUBLICACION.
JHOAN CASTRO T.
somos las mejores..!(moreninas)..!!
ResponderEliminarash no entiendo..la pregunta es k izo como ayudo asu esposo nose entiende ashhh
ResponderEliminarholis -Cat Valentine
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